Rezo por ustedes. ¡Lo hago siempre!
Les pido humilde y fraternalmente que también me acompañen con la oración. Confío totalmente en la oración de ustedes que son mi Iglesia. La siento en mi corazón. Tengo la certeza que gracias a la oración de ustedes, podré convertirme más a Él.
Que María de las Mercedes y de Luján, nombres tan oportunos para nuestro caminar en este momento histórico, y de nuestro Sínodo, les haga sentir la ternura de su maternidad.
¡Les mando un abrazo lleno de fraternidad y mi bendición!

Rezamos por vos y sabemos de tu cercanía y oración por nosotros.

¡Caminamos con vos, querido obispo Jorge, de la mano de María y tratando de vivir al ritmo del Espíritu!

¡Gracias por el regalo de tu palabra, tus reflexiones nos acompañaron y pudimos vivir, caminando juntos, esta cuaresma!

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