La voz de la Iglesia a través de los tiempos.

San Beda: «Parece que la disputa de los Apóstoles sobre la primacía surgió de haber visto que Pedro, Santiago y Juan habían sido llevados con preferencia al monte, y que allí se les había confiado algo en secreto; y que a Pedro según refiere San Mateo (cap. 16) le habían sido prometidas las llaves del reino de los cielos. Viendo, pues, el Señor el pensamiento de sus discípulos, cuida de corregir con la humildad el deseo de gloria, enseñando con autoridad que no debe buscarse la primacía sino por el ejercicio de una sencilla humildad».

San Juan Crisóstomo: «Los discípulos ambicionaban alcanzar honores del Señor y deseaban ser enaltecidos por Cristo, porque cuanto más elevado está el hombre, es más digno de ser honrado. Por esto el Señor no puso obstáculo al deseo de sus discípulos, sino que los condujo a la humildad».

CATECISMO DE LA IGLESIA

El sacerdocio ministerial es para el servicio
894: «Los obispos, como vicarios y legados de Cristo, gobiernan las Iglesias particulares que se les han confiado no sólo con sus proyectos, con sus consejos y con ejemplos, sino también con su autoridad y potestad sagrada», que deben, no obstante, ejercer para edificar con espíritu de servicio que es el de su Maestro.

1551: “Esta función (del sacerdocio ministerial), que el Señor confió a los pastores de su pueblo, es un verdadero servicio” (LG 24). Está enteramente referido a Cristo y a los hombres. Depende totalmente de Cristo y de su sacerdocio único, y fue instituido en favor de los hombres y de la comunidad de la Iglesia. El sacramento del Orden comunica “un poder sagrado”, que no es otro que el de Cristo. El ejercicio de esta autoridad debe, por tanto, medirse según el modelo de Cristo, que por amor se hizo el último y el servidor de todos.

La autoridad es para el servicio
1917: Corresponde a los que ejercen la autoridad reafirmar los valores que engendran confianza en los miembros del grupo y los estimulan a ponerse al servicio de sus semejantes. La participación comienza por la educación y la cultura. «Podemos pensar, con razón, que la suerte futura de la humanidad está en manos de aquellos que sean capaces de transmitir a las generaciones venideras razones para vivir y para esperar» (GS 31, 3).

2235: Los que ejercen una autoridad deben ejercerla como un servicio. «El que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro esclavo» (Mt 20, 26). El ejercicio de una autoridad está moralmente regulado por su origen divino, su naturaleza racional y su objeto específico. Nadie puede ordenar o establecer lo que es contrario a la dignidad de las personas y a la ley natural.

2236: El ejercicio de la autoridad ha de manifestar una justa jerarquía de valores con el fin de facilitar el ejercicio de la libertad y de la responsabilidad de todos. Los superiores deben ejercer la justicia distributiva con sabiduría, teniendo en cuenta las necesidades y la contribución de cada uno y atendiendo a la concordia y la paz. Deben velar por que las normas y disposiciones que establezcan no induzcan a tentación oponiendo el interés personal al de la comunidad.

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