PADRES DE LA IGLESIA Y EL NUEVO CATECISMO NOS AYUDAN A COMPRENDER EL EVANGELIO DE ESTE DOMINGO.
«Las palabras del Señor nos advierten que, en medio de la multiplicidad de ocupaciones de este mundo, hay una sola cosa a la que debemos tender. Tender, porque somos todavía peregrinos, no residentes; estamos aún en camino, no en la patria definitiva; hacia ella tiende nuestro deseo, pero no disfrutamos aún de su posesión. Sin embargo, no cejemos en nuestro esfuerzo, no deje¬mos de tender hacia ella, porque sólo así podremos un día llegar a término». San Agustín
«No se dice simplemente de María que estaba sentada cerca de Jesús, sino junto a sus pies; es para manifestar la presteza, la asiduidad, el deseo de oírlo y el gran respeto que profesaba al Señor». San Juan Crisóstomo
«¿Cómo podría Jesús dirigir un reproche a Marta, contenta por recibir a tan excelente huésped? Si eso fuera un reproche, no habría nadie para cuidar de los necesitados. Todos escogerían la mejor parte para decir: “empleemos todo nuestro tiempo en escuchar la palabra de Dios”. Pero si esto ocurriera, no habría nadie para atender al forastero en la ciudad, al necesitado de alimento o vestido, nadie para visitar los enfermos, nadie para liberar a los cautivos, nadie para enterrar a los muertos. Las obras de misericordia practicadas en favor de los necesitados son imprescindibles aquí en la tierra». San Agustín
«Con su ejemplo enseña a sus discípulos cómo deben portarse en las casas de aquellos que los reciben; para que cuando vayan a alguna casa no estén allí ociosos, sino dando santas y divinas enseñanzas a quienes los reciben. En cuanto a los que preparan la casa, éstos deben salir a su encuentro con fervor y alegría por dos razones: primera, porque serán edificados por aquellos que reciben, y segunda, porque recibirán el premio de su caridad». San Cirilo
CATECISMO DE LA IGLESIA
La hospitalidad de Abraham
2571: Habiendo creído en Dios, marchando en su presencia y en alianza con él, el patriarca está dispuesto a acoger en su tienda al Huésped misterioso: es la admirable hospitalidad de Mambré, preludio a la anunciación del verdadero Hijo de la promesa. Desde entonces, habiéndole confiado Dios su plan, el corazón de Abraham está en consonancia con la compasión de su Señor hacia los hombres y se atreve a interceder por ellos con una audaz confianza.
La oración es “sentarse a los pies del Señor” para escucharlo
2697: La oración es la vida del corazón nuevo. Debe animarnos en todo momento. Nosotros, sin embargo, olvidamos al que es nuestra Vida y nuestro Todo. Por eso, los Padres espirituales, en la tradición del Deuteronomio y de los profetas, insisten en la oración como un «recuerdo de Dios», un frecuente despertar la «memoria del corazón»: «Es necesario acordarse de Dios más a menudo que de respirar» (S. Gregorio de Nisa). Pero no se puede orar «en todo tiempo» si no se ora, con particular dedicación, en algunos momentos: son los tiempos fuertes de la oración cristiana, en intensidad y en duración.
2698: La Tradición de la Iglesia propone a los fieles unos ritmos de oración destinados a alimentar la oración continua. Algunos son diarios: la oración de la mañana y la de la tarde, antes y después de comer, la Liturgia de las Horas. El Domingo, centrado en la Eucaristía, se santifica principalmente por medio de la oración. El ciclo del año litúrgico y sus grandes fiestas son los ritmos fundamentales de la vida de oración de los cristianos.
2699: El Señor conduce a cada persona por los caminos que Él dispone y de la manera que Él quiere. Cada fiel, a su vez, le responde según la determinación de su corazón y las expresiones personales de su oración. No obstante, la tradición cristiana ha conservado tres expresiones principales de la vida de oración: la oración vocal, la meditación y la oración de contemplación. Tienen en común un rasgo fundamental: el recogimiento del corazón. Esta actitud vigilante para conservar la Palabra y permanecer en presencia de Dios hace de estas tres expresiones tiempos fuertes de la vida de oración.
La oración ante todo lo que hay por hacer
2726: En el combate de la oración, tenemos que hacer frente en nosotros mismos y en torno a nosotros a conceptos erróneos sobre la oración… En el inconsciente de muchos cristianos, orar es una ocupación incompatible con todo lo que tienen que hacer: no tienen tiempo…
2727: También tenemos que hacer frente a mentalidades de «este mundo» que nos invaden si no estamos vigilantes. Por ejemplo: lo verdadero sería sólo aquello que se puede verificar por la razón y la ciencia (ahora bien, orar es un misterio que desborda nuestra conciencia y nuestro inconsciente); es valioso aquello que produce y da rendimiento (luego, la oración es inútil, pues es improductiva); … y por reacción contra el activismo, se da otra mentalidad según la cual la oración es vista como posibilidad de huir de este mundo (pero la oración cristiana no puede escaparse de la historia ni divorciarse de la vida).