¡Cuánta sabiduría! ¡Qué distintos serían nuestros días si nuestro mundo de relaciones se viera animado por «buenas palabras»!: dichas a tiempo, a la persona correcta, en el momento que corresponde, buscando la paz aunque suene fuerte, fruto de la claridad interior y la pureza de corazón aunque duela…
Sería bueno proponerse cada día abrir la boca y que salga lo mejor de nosotros expresado en palabras, sonrisas y a veces un silencio tambien maduro y oportuno.