Muy, sí, muy, mucho, todo, siempre. Ninguna exageración en la expresión de Santiago, en su experiencia del amor de Dios. Porque es la misma experiencia que tenemos nosotros, idéntica. El amor de todos los días, el perdón de todos los días, la compasión y contención ante los problemas y dolores cotidianos, siempre, mucho, muy. Muy Dios, muy amor, Muy Padre!!!!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Post Navigation