En su mano estamos todos. Estuvimos siempre: el hombre, la humanidad, los pueblos. siempre es sus manos y a aún cuando caprichosos le planteamos quejas y desafíos, Él aparece sereno, lleno de amor y misericordia, para tomarnos de su mano y vivir esta fiesta del Cuerpo y Sangre de Jesús, con toda alegría.