Espíritu Santo! que, abriendo de par en par los cielos, bajaste sobre Jesús ya bautizado en el Jordán, simbolizando: que desde el momento en que tomó la naturaleza humana, habitaba en él la plenitud de la Divinidad; baja sobre nosotros y nuestra pobreza y llénanos del don de sabiduría de consejo, de entendimiento y fortaleza, de ciencia, piedad y temor de Dios; y danos la gracia que pedimos en esta Novena, si es para mayor gloria de Dios y bien de todos. Amén.

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