¡Qué poco conocidos son la bondad y el amor misericordioso del Corazón de Jesús! Es cierto que para gozar de estos tesoros es necesario ser humildes, reconocer la propia nada, y esto es lo que muchas veces no queremos hacer». (Santa Teresita)
JESÚS, MANSO Y HUMILDE DE CORAZÓN
DAME UN CORAZÓN SEMEJANTE AL TUYO