La vocación de los ángeles consiste, ante todo, en contemplar el esplendor de la Faz de Dios y cantar sin cesar su alabanza. Pero, según la Escritura, el Señor les ha confiado, también, la misión de asegurar al lado de los hombres una presencia fraternal. Es lo que nos recuerda la memoria de los Ángeles Custodios.