18. Aquí está la enseñanza definitiva del Maestro y el desafío de un aprendizaje vital del que no podemos hacernos los distraídos: para ser sus discípulos, debemos dejarnos lavar por el mismísimo Dios, para que lavando nuestra pequeñez, lo que somos en verdad, podamos luego, sin máscaras, sin falsedades, hacer nosotros lo mismo: lavarnos los pies unos a otros. (Carta Pastoral: Caminar Juntos con el Señor, en todo – Cuaresma 2023)

¿Cuáles son las máscaras que hemos descubierto en nuestra vida y que muchas veces usamos para evitar comprometernos como verdaderos discípulos?

¿Somos honestos buscadores de la verdad en las relaciones comunitarias? ¿O intransigentes con los demás e indulgentes con nosotros mismos?

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