EN PROCESO DE BEATIFICACIÓN JUNTO A SACERDOTES Y UN LAICO RIOJANO Y LOS PALOTINOS, COMO LOS PRIMEROS MÁRTIRES CATÓLICOS ARGENTINOS, HOY SE CUMPLEN 39 AÑOS DEL ASESINATO DEL OBISPO ANGELELLI.

El recordado obispo de La Rioja, Enrique Angelelli, los sacerdotes Gabriel Longueville y Carlos de Dios Murias y el laico Wenceslao Pedernera, asesinados en esa provincia en los primeros meses de la última dictadura militar, se encaminan a ser en los próximos años los primeros católicos martirizados en la Argentina reconocidos por la Santa Sede, lo que los convertirá en beatos. A ellos seguramente se sumarán los tres sacerdotes y dos seminaristas palotinos masacrados por entonces en la iglesia de San Patricio, en el barrio porteño de Belgrano R.

Las causas de beatificación de todos ellos están en marcha. Pero hoy por hoy el proceso de Longueville, Murias y Pedernera es el más avanzado, ya que el 15 de mayo se clausuró la primera fase -en la diócesis riojana- y ahora deberá ser analizada en la congregación para la Causa de los Santos del Vaticano. Además, el obispo de La Rioja, Marcelo Colombo, reveló días pasados que ese dicasterio dio luz verde para el inicio de la causa de Angelelli, que -por sugerencia de Roma- se unificaría con la de los dos curas y el laico.

En todos los casos, el entonces cardenal Jorge Bergoglio jugó un papel clave. Primero, al autorizar en 2005 como arzobispo de Buenos Aires, ciudad donde se produjo la masacre, el inicio de la causa de los palotinos. Y luego, en 2006, como titular del Episcopado, al darle un espaldarazo a las proyectadas de Angelelli, Longueville, Murias y Pedernera, cuando -en una ceremonia en La Rioja con motivo de cumplirse 30 años del asesinato de Angelelli-, afirmó: “La sangre de mártires es la semilla de la Iglesia”, parafraseando a Tertuliano.

La historia de los martirios en La Rioja que hoy estudia la Iglesia comienza en 1968 con la llegada a la diócesis de Angelelli. El actual vicario general, padre Enrique Martínez Ossola, cuenta a Valores Religiosos que con Angelelli se inició “un proceso de fuerte renovación” en la Iglesia provincial. “Era un obispo joven, partícipe activo del Concilio Vaticano II, que señaló y concretó cambios profundos en la vida eclesial con su propuesta de ‘caminar con y desde el pueblo’, en sencillez, fraternidad y cercanía con los que más sufren”, dice.

Con todo, Martínez Ossola afirma que esa visión pastoral de Angelelli generó “reacciones adversas en los sectores ‘de poder y prestigio’, que incluso se sentían ‘dueños’ de la Iglesia. Esto -añade- se agravó tras el golpe. El control sobre la pastoral de la Iglesia en la provincia se agudizó: interrogatorios, requisas, detenciones, denuncias anónimas que llevaban a la cárcel a inocentes. Se llegó al extremo de detener al rector del colegio Nacional J. V. González por ser ‘amigo del obispo`”, señala.

En Chamical, la noche del 18 de julio de 1976 los sacerdotes del lugar cenaban con las Hermanas Josefinas y otras dos religiosas. Al terminar la cena llamaron a la puerta dos hombres que se identificaron como policías federales que pidieron por el padre Murias, quien salió a verlos con Longueville. Al volver, dijeron que los requerían para un reconocimiento de un preso en la capital provincial. Prepararon sus bolsos y, como al día siguiente se haría un encuentro de pastoral en esa ciudad, quedaron en encontrarse todos allí.

Pero al llegar las religiosas a la ciudad no dieron con los curas, ni obtuvieron una respuesta de la policía. Al otro día, mientras volvían de sus tareas, obreros ferroviarios hallaron los cuerpos acribillados de los curas junto a las vías. Angelelli viajó a Chamical para participar del sepelio y quedarse unos días confortando a la comunidad. Una semana más tarde, en Señogasta, mataron de un escopetazo de itaka a Pedernera -dirigente del movimiento rural diocesano- en la puerta de su casa, ante su esposa y sus tres pequeñas hijas.

Finalmente, días después, al regresar a la capital provincial con uno de sus vicarios, Angelelli fue asesinado cerca del pueblo Punta de los Llanos, en un hecho presentado por las autoridades militares como un accidente automovilístico (el obispo apareció tendido junto a su coche, con un fuerte impacto en la cabeza). Pero la Justicia determinó el año pasado que su muerte no fue accidental. Y condenó a dos militares. Fueron claves para la causa dos cartas de Angelelli que estaban en los archivos vaticanos y que Francisco aportó.

En 2011 el entonces obispo de La Rioja, monseñor Roberto Rodríguez, puso en marcha la causa de canonización de Murias, Longueville y Pedernera. “Lo hizo movido por el pedido de los fieles y con el auspicio del cardenal Bergoglio”, dice el padre Martínez Ossola. El proceso siguió en 2013 con el nuevo obispo, monseñor Colombo. Al ser ésta, como la de Angelelli, causas por martirio no hace falta determinar que Dios obró un milagro (generalmente una curación) por intercesión del o los candidatos, lo que puede acortar los tiempos para su beatificación.

One Thought on “A 39 AÑOS DEL ASESINATO DEL OBISPO ANGELELLI

  1. Jorge García on 09/05/2018 at 10:57 said:

    Más beatificaciones y canonizaciones… Y van…
    Todo muy peligroso, sobre todo éstas.
    Siempre se corre el riesgo de que el pueblo fiel interprete que todo en la vida de un santo es imitable. Pero…

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