Hermosa tarde de encuentro, mates, charla, reflexión y rezo compartido con las mensajeras de los distintos barrios y centros misioneros de nuestra comunidad parroquial. Re pensamos nuestra misión de mensajeras, los obstáculos y dificultades que se nos presentan pero también los facilitadores que encontramos para anunciar la Buena Noticia. Para seguir «caminando juntas» con el ejemplo de María, nuestra Madre.

Sexto día: El don de ciencia como camino para descubrir la novedad

Oración inicial: Se enciende la vela.

Espíritu Santo que vives en el corazón de los hijos e hijas, regálanos vivir plenamente unidos a nuestro Padre de Amor, de modo que, en este caminar juntos, nos abandonemos, en una constante actitud orante, cada día con mayor entrega en sus manos providentes y generosas.

Para reflexionar:

El don de piedad hace referencia a ese sentimiento profundo que nos permite sentirnos, y ser en verdad, hijos de Dios. Por este mismo don podemos dar el paso a sentirnos hermanos de todos. Es el don que nos hace familia de Dios. Un don que se extiende y multiplica en el amor de la amistad y que va aún más lejos: el amor a todas las personas reconociendo su valor y su dignidad. La piedad es activa y dinámica, es el amor que quema desde adentro y lleva al encuentro con los demás.

A cada invocación respondemos: Ven Espíritu Santo y alimenta nuestro amor

  • · Junto a nuestros familiares, amigos y compañeros…
  • · En las dificultades de relación con los demás…
  • · Ante los enemigos…
  • · En medio de los problemas de comunicación…

Leemos en la Biblia (para la oración personal): Evangelio de san Mateo 6, 9-14

Gesto para acompañar la oración: Dibujar o recortar manos donde estén escritas las obras que nos proponemos hacer para ayudar a nuestros hermanos

Oración final

Espíritu Santo, tenemos la asombrosa experiencia que estás siempre con nosotros y que nunca nos dejas solos.

Vivifica nuestra memoria agradecida para seguir descubriendo y aprendiendo de lo dones con los que das belleza a nuestra Iglesia Particular.

Muévenos a sentir con el Papa Francisco y con toda la Iglesia Universal para crecer en comunión, participación y misión.

Confiamos en vos.

En este Sínodo, enséñanos a escucharte, a escucharnos, a dialogar y a compartir.

En este Sínodo inspíranos para ver, sentir, pensar y obrar, de una manera nueva.

En este Sínodo anímanos a ser creativos en la Evangelización y en la Catequesis.

Amen.

Dios te Salve María, llena eres gracia…

María de Luján, esperanza de nuestro pueblo, ruega por nosotros

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Juan 16, 23b-28

A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos:

«Les aseguro que todo lo que pidan al Padre, Él se lo concederá en mi Nombre. Hasta ahora, no han pedido nada en mi Nombre. Pidan y recibirán, y tendrán una alegría que será perfecta.

Les he dicho todo esto por medio de parábolas. Llega la hora en que ya no les hablaré por medio de parábolas, sino que les hablaré claramente del Padre.

Aquel día ustedes pedirán en mi Nombre; y no será necesario que Yo ruegue al Padre por ustedes, ya que Él mismo los ama, porque ustedes me aman y han creído que Yo vengo de Dios. Salí del Padre y vine al mundo. Ahora dejo el mundo y voy al Padre.»

Palabra del Señor.

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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Juan 20, 1-9

El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada.

Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.»

Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó antes.

Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entró. Después llegó Simón Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro; vio las vendas en el suelo, y también el sudario que había cubierto su cabeza; este no estaba con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte.

Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: él también vio y creyó.

Todavía no habían comprendido que, según la Escritura, él debía resucitar de entre los muertos.

Palabra del Señor.

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Evangelio según San Mateo 23,1-12.

Jesús dijo a la multitud y a sus discípulos:

«Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés; ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen.

Atan pesadas cargas y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo.

Todo lo hacen para que los vean: agrandan las filacterias y alargan los flecos de sus mantos; les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, ser saludados en las plazas y oírse llamar ‘mi maestro’ por la gente.

En cuanto a ustedes, no se hagan llamar ‘maestro’, porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos.

A nadie en el mundo llamen ‘padre’, porque no tienen sino uno, el Padre celestial.

No se dejen llamar tampoco ‘doctores’, porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías.

Que el más grande de entre ustedes se haga servidor de los otros, porque el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado».

Palabra de Dios

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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Lucas 5, 27-32

Jesús salió y vio a un publicano llamado Leví, que estaba sentado junto a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: «Sígueme.» El, dejándolo todo, se levantó y lo siguió.

Leví ofreció a Jesús un gran banquete en su casa. Había numerosos publicanos y otras personas que estaban a la mesa con ellos. Los fariseos y los escribas murmuraban y decían a los discípulos de Jesús: «¿Por qué ustedes comen y beben con publicanos y pecadores?»

Pero Jesús tomó la palabra y les dijo: «No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan.»

Palabra del Señor.